Cuando finalmente llegaron las esperadas vacaciones y tenemos la posibilidad de disfrutar de algunos días en la playa, muchos personas intentan tomar sol durante la mayor cantidad de horas posibles para tener un bronceado caribeño.
Sin embargo, el exceso de exposición puede tener efectos muy negativos en nuestra piel. También puede afectar nuestros ojos y el sistema inmunológico. La exposición excesiva al sol puede producir envejecimiento de la piel, cataratas y cáncer de piel. Por eso:
* Evitá la exposición entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, buscá preferentemente la sombra y permanecé en espacios ventilados.
* Usá protector solar con factor de 30 o más y renovalo cada 2 horas y después de salir del agua.
* Los bebés menores de 1 año no deben recibir el sol directo. Desde los 6 meses en adelante deben usar protector solar (FPS 50 o mayor), renovado cada 2 horas y al salir del agua
* Si vas a realizar actividad física, hacelo en las horas de menos calor, usá ropa holgada, liviana, de colores claros. Cubrite la cabeza con un gorro o un pañuelo. Llevá siempre una botella de agua para mantenerte hidratado. No esperes a tener sed. Tomá abundante agua antes, durante y después del ejercicio.
El efecto de los rayos ultravioletas es acumulativo e irreversible, por eso es importante que tomemos precauciones desde niños. Si bien en cantidades pequeñas el sol es fundamental para nuestra salud, ya que estimula la producción de vitamina D, cuatro de cada cinco casos de cáncer de piel podría ser evitado simplemente reduciendo la exposición.
Hay grupos que potencialmente pueden resultar más afectados: las mujeres embarazadas; los bebés y niños pequeños; las personas mayores de 65 años; y quienes padecen enfermedades crónicas como, por ejemplo, afecciones respiratorias o cardíacas, hipertensión arterial, obesidad y/o diabetes.